El país debe aumentar la producción de carbón para evitar los apagones de cualquier forma. Esa es la instrucción dada ayer por Li Keqiang durante una visita a una central térmica en Zhuozhou (Hebei). El temor del primer ministro chino es que se repitan los cortes de energía del otoño pasado: afectaron a 16 de las 31 provincias, causando graves daños a la economía nacional.
Li enfatizó que el consumo de energía en China está en su punto más alto. Su objetivo declarado es evitar el racionamiento de electricidad. Además de la generación de energía a carbón “eficiente y limpia”, espera una aceleración en la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas.
Una ola de calor ha llevado la demanda de electricidad a niveles récord en las provincias del centro y norte. Shandong, Henan y Hebei están experimentando temperaturas superiores a los 40 grados centígrados en estos días, y millones de residentes locales se ven obligados a recurrir a acondicionadores de aire para encontrar frescura.
Como informa Reuters, en Shandong en su apogeo, la red eléctrica registró ayer una carga de 92,94 millones de kilovatios, superando el récord de 2020 de 90,22 millones. Con más de 100 millones de habitantes, Shandong es la provincia más poblada del país después de Guangdong. Los récords de consumo de electricidad también se han producido en Henan.
Según varios observadores, Li ha tomado un papel más proactivo en los últimos tiempos en un intento por reactivar la economía nacional, que se ha visto frenada por el rebrote de contagios de Covid-19 y una serie de reformas “centralistas” buscadas por el presidente Xi Jinping. . Una nueva crisis energética acabaría con cualquier esperanza de alcanzar el objetivo de crecimiento del 5,5 por ciento para 2022. Para hacerlo, el gobierno chino parece dispuesto a dejar de lado los esfuerzos contra el cambio climático, como lo demuestran las órdenes para aumentar la producción de electricidad de las centrales eléctricas de carbón.
Para sus objetivos económicos, los líderes chinos se enfrentan no solo a la amenaza climática de un calor abrasador, sino al extremo opuesto del espectro, inundaciones en el sur del país, que están devastando siete provincias.
Mayo ya ha sido un mes difícil para la economía china, según datos informados por Bloomberg desde Beijing y Shanghái, ambos lidiando con la emergencia pandémica. En la capital, el consumo cayó un 26 por ciento respecto al año anterior; en Shanghai, el centro económico y financiero del país, la caída fue aún más pronunciada (-37 por ciento). La producción industrial en Beijing cayó un 40 por ciento en un año y en Shanghai un 28 por ciento.